La Revolución Mexicana es uno de los eventos más importantes en la historia del país debido a que en éste el pueblo se alzó en contra de la dictadura de Porfirio Díaz luego de que fuese reelegido como presidente por séptima ocasión. La Revolución Mexicana fue un movimiento donde se involucró una gran cantidad de personajes que redefinieron la política de México. Entre los más conocidos tenemos a Francisco I. Madero, Vitoriano Huerta, Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, Francisco Villa y, por supuesto, al mencionado Porfirio Díaz.
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¿Jugó el cine un papel importante dentro de la revolución? Sí. Para darles un poco de contexto, años antes de que este movimiento comenzara, Díaz había comprendido el poder que este medio podía tener sobre la población. Por esa razón, el presidente invitó a los hermanos Lumière, considerados los padres del cine, a México para que le presentaran su invención del cinematógrafo. Díaz quedó tan fascinado con el aparato y sus capacidades que de inmediato encomendó a los Lumière que hicieran una película que se terminó llamando El presidente de la república paseando a caballo en el bosque de Chapultepec es la primera película mexicana de la historia y por ende, Díaz es el primer actor mexicano.
El cine durante la Revolución Mexicana
La relación entre el cine y la Revolución Mexicana es sumamente compleja, pues este movimiento fue el primer acontecimiento histórico que se registró en película (comenzó tres años antes de la Primera Guerra Mundial), por ello este medio no fue usado meramente para entretener a las masas. De hecho, los primero trabajos cinematográficos de este periodo se distinguen por tener un carácter documental, mismo que sirvió para que las producciones fueran presentadas al público como los primeros noticieros nacionales por medio de los cuales las personas podían enterarse de las batallas de Villa en el norte del país.
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Los personajes más importantes durante la revolución comprendían el poder que tenía el cine sobre la población, por lo que decidieron rodearse de cineastas para que grabaran sus todas sus actividades: desde lo que sucedía día a día en los campamentos de los revolucionarios hasta la acción en batalla.
Francisco I. Madero aprovechó las habilidades de Salvador Toscano y los hermanos Alva para documentar en película su carrera política. Venustiano Carranza se alió con George D. Wright y juntos hicieron películas de corte propagandístico. Álvaro Obregón contrató los servicios de Jesús H. Abitia, mismo que lo siguió a lo largo de 8,000 kilómetros de campaña. Sin embargo, quien sacó mayor provecho del cine fue Pacho Villa, pues él firmó un contrato de exclusividad con Mutual Film Company, una distribuidora que le ayudó a conseguir una imagen positiva en Estados Unidos. Algo que resulta interesante de Villa es que, durante los primeros años de la revolución, era visto por nuestro vecino del norte como un vaquero desalmado y se convirtió en una figura ideal para los western.
Una cosa que resultó un problema durante el gobierno de Madero fueron las leyes con las que los exhibidores tenían que lidiar, pues de acuerdo con el Reglamento de Cinematógrafos de 1911 ninguna “vista” podía ser proyectada “…sin el consentimiento de los retratados, exhibir películas en que no se castigara al culpable del delito; las que entrañen injuria, difamación o calumnia para cualquier funcionario público, o para cualquier particular...las que signifiquen escarnio o ultraje a las creencias de cualquier culto, al ejército o a los agentes de la policía. Las de asuntos que inciten a la rebelión o puedan favorecer desórdenes o escándalos. Las que puedan dar origen a cuestiones internacionales, por ofenderse el decoro o dignidad de una nación amiga, (y) las que contengan escenas repugnantes de cirugía, o costumbres de pueblos salvajes”. Actualmente la exhibición se vuelto más abierta y tolerante sobre este aspecto, pero cabe señalar que la ley aún penaliza a quienes violen las “buenas costumbres”, un término demasiado ambiguo que necesita ser modificado o reemplazado por uno más específico.
Siguiendo con la revolución, los camarógrafos solían tener las labores más peligrosas dentro del conflicto, pues cargaban cámaras muy pesadas para poder filmar lo que sucedía. La batalla de Celaya y la Decena Trágica fueron dos de los eventos más importantes de la revolución que fueron llevados al cine. Se rumora que Villa coreografió la Batalla de Celaya para que esta se viera más cinemática, mientras que las escenas de sirvieron para afianzar la llegada de Huerta al poder con el fin de restaurar el orden social que se vivió en el Porfiriato. Entre las cintas que usó como propaganda se encuentran Sangre hermana (1914) y La invasión norteamericana: Sucesos de Veracruz (1914).
Pero como todo negocio, esto no iba a durar para siempre, pues con la entrada de películas extrajeras provenientes principalmente de Estados Unidos e Italia, el mercado de las películas revolucionarias mermo debido a que estas películas no podían compararse con las producciones norteamericanas, como El Nacimiento de Una Nación - 90%, ni con los filmes de arte italianos, ya que a pesar de ser ficciones sus valores de producción y narrativas eran más atractivas que lo que acontecía durante la revolución.
El cine acerca de la Revolución Mexicana
Existen películas que han abordado de diferentes maneras el tema de la Revolución Mexicana, intentando destacar distintos valores de aquel importante episodio de la historia de México y mostrando cómo se vivió esa lucha. Teniendo a distintos protagonistas en medio de circunstancias variadas, eso sí todas relacionadas de alguna forma con la Revolución Mexicana, una buena cantidad de cintas nos han transportado a aquella época y algunas de ellas han sobresalido más que el resto.
Hablando de la Revolución Mexicana en el cine, este capítulo histórico ha funcionado como fuente de inspiración para que diferentes cineastas cuenten historias diversas y con distintas visiones de los hechos que iniciaron en el ya lejano 20 de noviembre de 1910. Los filmes centrados en el conflicto armado que se desató en suelo mexicano nos ayudan a entender mejor aquello que pasó y gracias a la magia del séptimo arte nos hacen parte de cada batalla vivida, al igual que de cada decisión tomada.
Diferentes películas mexicanas se han enfocado en la Revolución, desde Vámonos con Pancho Villa (1935) -desatando la polémica al presentar a Francisco Villa asesinando a la familia de Tiburcio Maya, quien intenta matarlo para vengarse, pero es asesinado por un dorado para evitar que asesine a Villa- y La Cucaracha (1958) con la gran María Felix ejemplificando a la perfección cómo era la vida de las Adelitas, hasta documentales como Los últimos Zapatistas: Héroes olvidados (2000), en el que se incluyen los testimonios de los últimos seguidores de Zapata que en ese momento quedaban con vida.
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Otro proyecto mexicano centrado en la Revolución Mexicana justamente se titula Revolución (2010) y muestra historias dirigidas por diferentes cineastas con motivo del Bicentenario del capítulo histórico. Mariana Chenillo, Fernando Eimbcke, Amat Escalante, Gael García Bernal, Rodrigo García, Diego Luna, Gerardo Naranjo, Carlos Reygadas y Patricia Riggen fueron los directores elegidos para apartar sus respectivas visiones de lo que pensaban que representaba la Revolución.
La Revolución Mexicana también ha sido inspiración para la creación de otras cintas internacionales, ya que al ser un acontecimiento tan importante era normal que en todo el mundo se enfocaran en el mismo, lo cual ha pasado varias veces siendo dos de las más sobresalientes las de los filmes Viva Zapata (1952), en el que el mismísimo Marlon Brando fue el protagonista, y Que viva México (1932), un proyecto que no alcanzó a quedar terminado, pero que fue de suma importancia por el material que fue capturado por su director, Sergei M. Eisenstein; por cierto esto último se muestra en la cinta Eisenstein en Guanajuato - 59% (2015).
Películas ambientadas en la Revolución Mexicana
Como agua para chocolate - 90%
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